Ellas son las que son

Como la canción El puente, Ellas son las que son todavía no es una obra terminada, pero ya está más avanzada que el tema titular de este trabajo. Partes han aparecido en varios arreglos transicionales que Manolín realizaba en vivo en Cuba. Los componentes más importantes son:

1) Un excelente segmento de tumbao de piano con dos coros distintos, ambos muy contagiosos [ejemplo de audio 11] y [ejemplo de audio 12]

2) Una frase de los instrumentos de viento que empezó como una cita ritmicamente desplazada de «Another One Bites The Dust» de Queen, que resulta ser el tema musical de una emisión vespertina muy popular de Radio Taíno en La Habana. A las alturas de este concierto, la mayoría de la cita habría mutado totalmente a material original, y probablemente en tu vida se te ocurriría «Another One Bites the Dust» si no hubieses sido testigo de los bocetos anteriores. [ejemplo de audio 13] Antes de dejar la isla, la banda también estaba experimentando con la canción «Bitch» de Rolling Stones, y si (ojalá) la banda continúa trabajando junta, sería muy interesante si algo de esto sale a la superficie.

3) Un cuerpo agradable y melódico, del cual el último verso Manolín nunca ha logrado cantar correctamente. ¡Parece que falla una nota distinta cada vez que lo intenta, e inexplicablemente, el arreglo de este disco sigue repitiendo esta sección una y otra vez! Conduce directamente a un grandioso tumbao de piano que puedes escuchar en el ejemplo de audio 11; Manolín reitera esto 3 ó 4 veces en la grabación...como Sísifo en su intento de empujar la piedra hasta la cima de la montaña. Después del verso que Manolín yerra hay un segmento potencialmente hermoso, pero muy difícil, que los coristas generalmente equivocan aún peor (no les miento sobre esto) pero como los coros han sido adulterados en la post-producción del disco, esta vez podemos finalmente deleitarnos con una buena representación.

En realidad, todos los coros de este disco son excelentes, gracias en parte al trabajo posterior realizado en el estudio, permitiendo que el hermano de Manolín, Lázaro (derecha) y Joaquín «El Kid» Díaz (izquierda) alcancen un mezcla insuperable y afinación perfecta. Como sabemos aquéllos que tocamos salsa en vivo, es brutalmente difícil atinar con las armonías a tres voces durante la presentación, al menos que tengas uno de esos sistemas de monitoreo por audífono exorbitantemente caros que utilizan los músicos latinos de élite como Willie Chirino y Luis Enrique. La utilización de monitores corrientes en el Rancho Gaspar resultan en varios problemas de fidelidad, incluyendo el sonido extraño del platillo crash de Reinier. De todas formas, la mezcla es de mi agrado -- los coros, bajo y tumbadoras suenan sublimemente bien.

El primer minuto del tema seis consiste en Manolín y el público echando a perder uno de sus mejores temas -- Te conozco mascarita -- de su segundo LP. Manolín canta el cuerpo y ambos coros gradualmente perdiendo la noción de la afinación, y justo cuando empieza a tocar la banda, cambia de canción (quitándonos la víada con las palabras «déjalo ahí, era para recordar, era para recordar» con lo cual se escuchan ciertas quejas inhóspitas del público) e inicia una aventura más en el campo de la a cappella -- nuevamente en el tono equivocado -- Manolín parece entrar en la tonalidad de sol aún cuando la mayoría de sus temas están en fa o la bemol. Pero en este caso, lo vamos a perdonar porque la canción que presenta es la canción que todos hemos estado esperando desde 1999 -- Dios sabe a quien le da, Dios sabe a quien le quita -- y para nuestro regocijo, desde este punto en adelante el Médico se deja de payasadas. Los nueve temas siguientes son todos clásicos de la timba y la banda las suda con la energía con la cual se clausuran los conciertos de rock en los estadios olímpicos de Europa.