La sexta canción, «El placer de amar», también compuesta por Calzado, rompe la pauta bailable de los cinco números iniciales. Es uno de los primeros ejemplos de la balada timbera. Aparentemente, lo único caribeño de este tema es el castellano, pero junto con «Tú y Yo, Somos una Misma Cosa» de Bamboleo y «Desacuerdo» de Paulito FG, es una de las mejores baladas «pop» de autoría cubana. La melodía es genial, emanando una serie ascendente de ganchos dramáticos sin nunca sufrir del terrorrifico «anticlímax», un verdadero flujo continuo de inspiración. La introducción cuenta con una preciosa vocalización a 0:18 [ejemplo de audio 46] que capta aquella magia que escucharamos de Brian Wilson en sus mejores momentos, aunque es probable que la influencia de la Charanga Habanera se sitúe a un grado de Wilson, en las mejores baladas de su banda estadounidense favorita: Earth, Wind and Fire. Y desde este punto en adelante, Leo Vera se adjudica el mando del tema en una interpretación conmovedora y sentimental, descargando su melodía con el corazón en la mano, sin perder el dominio de su voz en ningún instante.

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