Los primeros 35 minutos de este disco son tan poderosos y acompasados que se sienten más como una suite que una sucesión de temas individuales. Después de la pirotecnia de «Quítate» y el tema titular, Calzado nos traslada a una marea cálida y melódica, junto a la suave y sónora voz de Leo Vera y la incomparable calidad de composición de Giraldo Piloto, quién además habría compuesto el primer éxito de la banda, «Me Sube la Fiebre». El arreglo de «Mi Estrella» es comparable en calidad a los dos temas anteriores. De hecho, uno tendría suficiente evidencia como para defender a cualquiera de las cuatro canciones iniciales como la mejor del disco.

La introducción de «Mi Estrella» nos demuestra que la influencia del «pop» estadounidense ya habría sido totalmente asimilada – no encontramos citas directas, pero muy latente en la textura hallamos pequeños fragmentos armónicos que nos son familiares, como, por ejemplo, las notas inaugurales vagamente recordatorias de «Desperado» de The Eagles. También nótese que la primera frase de la introducción termina con un acorde suspendido muy común – sol mayor con un la en el bajo; cuando se repite la progresión armónica por detrás de los metales, el sol mayor se vuelve en un tenebroso sol menor, recordándonos el trabajo de Michael McDonald con los Yellowjackets y otros. El cuerpo en sí es clásico de Piloto, una mezcla de ganchos muy expresivos y creaciones armónicas sorprendentemente originales, como lo que se escucha en las armonías descendientes del bajo y piano por debajo de la melodía de «al ver tu saludo o ese simple adiós». [ejemplo de audio 25] Piloto grabaría esta canción nuevamente como balada en el 2000, en «Oye Cómo Va», con su grupo Klímax, utilizando na construcción armónica totalmente distintas. [ejemplo de audio 26].

Uno de los elementos más importantes de la magia charanguera es la calidad de las guías. Calzado se asegura desde un principio de que cada una de las guías sea labrada minuciosamente, y que cada una contenga un gancho musical único. Una de las mejores aparece justo al final del cuerpo de «Mi Estrella». El primer coro entra con una dulce armonía de tres voces a 2:18, acompañada sólo por el piano, güiro, clave y el bombo. La entrada de Vera, «la que ha llenado mi vida, mi cuerpo, mi corazón», brota de emoción e intensidad melódica y nos traslada al espectacular bloque de percusión que abraza con acentos las palabras «eres algo sin igual». [ejemplo de audio 27] La próxima guía reanuda este brote de invención melódica. La verdadera magia de la antigua Charanga Habanera se gesta directamente de este matrimonio íntimo entre ritmos agresivos y cadenciosos y un lirismo «pop» desvergonzadamente emotivo, un poco a lo Burt Bacharach.

De aquí en adelante, el flujo de creatividad es inatajable. En el ejemplo anterior, la guía melódica nos trajó un bloque excelente. Después del mambo al minuto 2:40, es el bloque el que nos trae la guía, al igual que un toque de gracia: la «Licencia de Clave», desplazándonos al sentido «3:2», evento que, en la música de la antigua CH, casi siempre es seña de su grandeza inminente. [ejemplo de audio 28]. A 3:40, sin interrumpir la interlocución entre coro y guía, la sección rítmica realiza un bloque muy sutil, Vera cambia su estilo vocal, presentando entonces a un nuevo personaje dentro de su narrativa: Perucho. [ejemplo de audio 29] Si estuvieses transcribiendo la letra de esta canción, seguramente te toparías con ciertos escollos, uno de los cuales te ayudaremos a esclarecer aquí mismo: «tú no eres Donna Summers, tú no eres Whitney Houston, por eso Perucho, se puso como se puso». A 4:39 empieza a cocinarse otro bloque mordaz. Hay más bloques en uno de estos arreglos que en todo el repertorio de muchas bandas salseras. Este llega al final del coro -- «por eso Perucho, se puso como se puso» y se extiende hasta la guía siguiente: «oye, por eso Perucho, se descompuso». Nótese la entrada del dramático acorde del teclado. Entonces, a 5:03, escuchamos la ocurrida «le pregunté en español y me contestaba en ruso») [ejemplo de audio 30] y un bloque fabuloso que reúne la energía suficiente para llevarnos hasta el final. Hemos completado un viaje largo y hermoso desde su comienzo tranquilo y sereno, y el tempo ha sido hábilmente incrementado de 83 tiempos por minuto a 106, trayéndonos a puerto donde «Para el Llanto» prepara sus velas.