«Me Sube» es uno de una docena o más de temas antiguos de la CH tan festivamente originales y totalmente distintos a cualquier otro ejemplar latinoamericano que puede ser descrito como un género musical propio y aparte. Cada nota de cada instrumento es mágica —el bajo melodioso, cálido y bonachón, el tintineo penetrante e ingenio maravilloso del piano, el cuidado minucioso y templaza inequívoca de la percusión y los metales, las guías y los coros creativos de sobremanera, ejecutados con precisión y detalle, las asombrosas trancisiones, rebosantes de «bloques» espectaculares, y por sobre todas las cosas, los ganchos: la forma en la cual cada idea musical irresistible y pegajosa se gesta casi de manera orgánica de la anterior. No hay duda alguna que la gran popularidad de La Charanga Habanera se debe a su espectáculo seductor y rimbombante, pero para realmente apreciar la grandeza de esta eminente agrupación cubana sugerimos escuchar los discos con ojos cerrados a través de un buen par de monitores de referencia. Esto es pop inmemorial, del clásico, en el mejor de sus estados.

Los primeros diez segundos de «Me Sube la Fiebre» establecen un sonido único y exclusivo, a kilómetros de NG La Banda y Los Van Van. Empieza dramáticamente a cappella: «Ay, me sube», tres golpes cargados de la caja acentúan entonces la entrada del montuno, distinto a cualquier otro que habríamos de escuchar. En seguida viene «la fiebre», un versátil castañeteo de la campana, y la respuesta justa y melódica de los metales — la instrumentación en sí era única: dos trompetas (y después 3 en 1995) y un saxo. [ejemplo de audio 1] También se percibe una boga y personalidad atrevidas y totalmente novedosas que, aun a mayor grado que NG, marcarían la pauta de la revolución timbera de los noventa.

La siguiente sacudida de estilo llega a 0:24 cuando el tempo desciende al piso -- ¡de 100 tpm a 88! [ejemplo de audio 2] Salsa que no se graba con un «click track» tiende a acelerar gradualmente a medida que el arreglo desemboca en los coro y mambos más enérgicos. Música tradicional cubana alcanza niveles aún más extremos, a veces llegando a doblar el compás, pero uno de los sellos de la CH es precisamente el de halar el compás de la canción para atrás de manera muy dramática en momentos selectos del arreglo, algo que sólo una banda que ensaya seis días a la semana tendría quizás la vaga esperanza de llevar a cabo. La Charanga Habanera es capaz de esto y mucho más. Cambia de marcha a voluntad como un Ferrari abriéndose paso entre el tráfico.

El cuerpo de «Me Sube» es una preciosa tonada «pop» que por un breve instante podría causar al timbómano de señalar la gran influencia que la CH debió tener sobre Klímax; esto antes de recordar que fue Giraldo Piloto, director de Klímax, el que compuso el tema y que la voz cálida y conmovedora de Leo Vera aparece también en dos de los discos de esta agrupación. El lector con la sagacidad suficiente de repletarse de toda la información que ofrecemos aquí en timba.com notará que la influencia de Piloto, tal como la de Juan Formell, está en todas partes, y ésta es una de sus composiciones más brillantes, una que la CH todavía interpreta en la mayoría de sus conciertos, una década después de su confección.

El bajo es fundamental en la música de la CH. Allan Johnson de «Grupo Jazz y Tumbao» compara a la efigie de Pedro Pablo en el ámbito de la timba con la del legendario James Jamerson, bajista de muchos de los éxitos durante el apogeo del Motown. Ponle atención a las elegantes figuras del «baby bajo» a 0:33, 0:57, y 1:16 [ejemplo de audio 3], y también sugerimos leer el artículo de Allan, «Estilos de Bajo de Pedro Pablo Gutiérrez» que trata de sus experiencias personales con Pablo en La Habana y más detalles en cuanto a su estilo.

A 3:40 escuchamos la voz más caracterísica de la primera Charanga Habanera, un hombre de dos apodos y quizás más: Mario Antonio «Mayito» «Sombrilla» Jiménez Sánchez. «¡Oye! Lo que necesito es … ¡una enfermera! ¡di tú!». El «di tú» y el «¿eh?» de Sombrilla, junto con el «qué liiiindo» de Leonel Polledo se convirtieron en las frases patentadas de la Habanera. Después de la terminación en falso del minuto 4:47, retorna el coro a cappella, ahora la batería marcando algo que comúnmente escuchamos del bombo en la timba actual, las corcheas de los tiempos 2 y 4. [ejemplo de audio 4] En esta ocasión, no obstante, es la caja la que marca el ritmo. Cuando la CH grabó una segunda versión casi idéntica de «Me Sube» para su segundo disco, este ritmo es pulsado por el bombo, [ejemplo de audio 5] y por ende nos es muy revelador el escuchar que dicho ritmo fue concebido en la caja. Es de hecho en la caja donde escuchamos una célula similar en la música norteamericana. Sugiere, quizás, que los cubanos habían escuchado algo que les interesó del funk y el R&B y tras una serie de experimentos habían hallado la forma de cubanizarlo, colocándolo más bajo en la pirámide de frecuencias. Cuando recurrimos a Juan Carlos González, pianista y arreglista de la agrupación, para que nos aclare los pormenores del ritmo, él nos habló de un café que visitaba en La Habana donde el hermano de Issac Delgado, Nelson, cantaba y tocaba la guitarra. El estilo particular de Delgado constaba de golpear la guitarra precisamente en estos mismos tiempos. A González le encantó el detalle y eventualmente lo incorporó en sus arreglos para la CH, primero con la caja y luego en el bombo. Existen ejemplos anteriores de este ritmo, pero fue indudablemente la Charanga Habanera la agrupación que lo popularizó.