El Disco: Tremendo Delirio

«Tremendo Delirio», de planta, es totalmente distinto a sus tres precursores, pero esto no quiere decir que sea una obra experimental o un trabajo de transición. Desde la sucesión dramática de canciones hasta los comienzos y finales meticulosamente hilvanados de cada tema y el peculiar folleto neo-psicodélico de 14 folios, esto es claramente el trabajo maduro y solícito de un conjunto musical verdaderamente excepcional cuyo ascenso al esrellato dentro de su propio país les otorgaría tiempo, recursos y dominio creativo para inspirarlos, entre otras cosas, a creer en su propia grandeza, todavía sin ser el motivo de su debacle.

Aún cuando los cimientos que los mantuvieron a flote estaban a punto de ceder, la formación original de La Charanga Habanera permanece sorprendentemente estable durante sus cuatros producciones discográficas. A pesar de todo, en cinco años sólo dos personas abandonan el grupo y dos se incorporan. Durante «Pa' que se entere La Habana» se reemplaza al cantante Leo Vera con Michel Maza. La banda ni se molesta en substituir al violinista, un vestigio anacrónico de sus raíces tradicionales, cuando Pedro Fajardo deja la agrupación para juntarse a Los Van Van. Es interesante notar que Calzado, González y Pedro Pablo empiezan su carrera musical en el violín, viola y cello, respectivamente, sólo para hacer historía en una agrupación indiferente a los instrumentos de cuerdas.

En «Tremendo Delirio» el único cambio es la incorporación de un tercer cantante. Dany Lozada, con su impecable afinación y fraseología, su voz distintiva y su gran carisma, sirve de contraste perfecto de Sombrilla y Michel. Y lo que es más, Lozada se convierte en un compositor prolífico, autor y coautor de cuatro de los once temas del disco, incluyendo el tema épico que lo concluye.

La inclusión de Lozada, sin embargo, no explica el porqué de los cambios extremos en cuanto al estilo y sabor del conjunto. Los coros «rapeados», o influenciados, al menos, en el rap -- los cuales observamos dispersamente en «Pa' que se entere...» -- están presentes en cada uno de los temas de «Tremendo Delirio». Un cambio aún más fundamental es la dramática utilización del modo menor. Los discos antiguos desbordan de focos tonales mayores con décimas mayores tañendo como campanillas sobre los tumbao de piano. En «Tremendo Delirio» los cuerpos atraviesan la gama de posibilidades armónicas y a medida que éstas van quedando atrás ante la pulpa timbera del arreglo, cada una de las composiciones se acomoda en una tonalidad menor, y los metales, voces y tumbaos de piano se afincan a la escala del blues. La nota más característica del blues, la quinta remisa, conocida por los compositores clásicos del medievo como el diablo en música, logra inmiscuirse en casi todos los tumbaos. ¡Hasta la clave cambia! Los primeros discos demuestran su preferencia de la clave de rumba 3:2 para la mayoría de los coros y mambos, donde se destacan inversiones complejas y fascinantes a fin de manipular la cadencia de las canciones. «Tremendo Delirio» está casi totalmente regido por la clave del 2:3, con sólo dos temas utilizando la del 3:2 y los famosos cambios de sentido.

Finalmente, «Tremendo Delirio» es un álbum, no una compilación de canciones. Consta de unidad de estilo y concepto, y las piezas individuales se siguen con intensión y flujo dramático.