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Ilán Greenfield - Review of Michel Maza's "Fiesta"
Fiiieeeeesta...
Michel Maza Márquez, el Menor de la Salsa, alcanza Europa con su nuevo disco
Su vida de solista no ha sido sino tambaleante. Michel Maza, escandalosamente precoz en su época, apenas 16 cuando por primera vez hiciera entrega de «Nube Pasajera», recordado por un trabajo iluminado durante su estadía en La Charanga Habanera, incluyendo los primeros pasos de ésta en su nueva piel cuando más del 95% de los músicos la abandonaran (audio 1), quedó mayormente al margen de las grandes producciones cubanas mientras intentaba su suerte musical por sí solo. Pasando como líder de toda serie de equipos timberos infructuosos —Michel y La Bola, Banda Meteoro, La Tentación —su talento poco a poco quedaba sepultado bajo la ampliamente desprestigiada «timba de reparto», un apelativo más para aquélla música agresiva cubana que no lograba surgir de sus enérgicos deseos de ser grande. En 2004, Michel sale pues con este nuevo disco, sello Envidia, que nos ha dado más de una alegría en lo musical y varios sobresaltos que nos remueven esta memoria siempre menguante que traemos en mente. Aun si sólo sea para esta grabación que comentamos hoy, por fin podemos hablar de un éxito para Michel, pues ha logrado reunir a gente que acompaña su genio vocal con verdadero brillo e inteligencia. Hablamos, claro está y en primer lugar, del sublime pianista Sergio Noroña, pero también de Arnaldo Jiménez, nombre estampa de Arnaldo y la Cosmopólita, pero más principalmente ex-partícipe de la escuela timbera de Paulito F.G. y Su Elite. Añádase también a Oti, Mariano Enríquez: conguero de la inolvidable orquesta de Issac Delgado cuando en ella reinaban Melón González y Alain Pérez. También vemos tres apellidos que extrañamente aluden a otros tres que ya no podremos separar de los mismos instrumentos que tocan en este disco Amores (güiro), Páez (pailas) y Chappotín (trompeta). No son Guillermo, Yoel ni Elpidio... pero quién dice que no tengan alguna relación y por lo menos una coincidencia. Y de esa manera ha dado Michel con esta química timbera, una combinación inesperada que nos recuerda, claro que ya algo lejana y un poco sacada de contexto, a toda la energía que recorriera las venas de La Habana en los noventa.
Me sube la fiebre
Es siempre engorroso meter cizaña crítica en las nuevas representaciones de piezas clásicas, sea cual sea el género, sean cuales sean los intérpretes. En este caso, es más fácil juzgar con criterio al cantante actual, dejándola libre de molestias a la pieza que le sirvió de inspiración y que es recordada por todos en los pedestales de su nostalgia. Pero en este caso, me es imposible hacer lo dicho pues me topo con la calidad insuperable de Michel Maza, uno de los mejores cantantes que ha visto Cuba en los últimos años. Canta pues una canción emblemática de su ex-orquesta, pero que en sus principios no fue cantada por él. Leo Vera, el cantante original, interpretó con una cálida pero humilde personalidad un cuerpo musical que siempre asociamos a uno romántico. Michel, mucho más vivido en esto que llamamos timba que lo fuera Vera en la época, hace algo bastante distinto. La pieza en su inicio es pues el inicio de su «fiieeesta». Su intervención inaugural está repleta de ataques, de incitaciones, de sensualidad, una actitud emprendedora en la cual todas las sílabas finales llevan un gancho distinto, algo que él mismo prepara diferente para cada verso, dándole fuerza rítmica a lo que antiguamente era mucho más homogéneo (comparación de audio entre Vera y Maza). La frase principal de los metales gana un final ascendente bien armonizado para este nueva versión, también eficaz al momento de instar al baile. Otra novedad es la interesante viñeta de los metales que antecede el cuerpo, con retazos del original, un tipo de rompecabezas de aquélla añeja versión (audio 4).
Y es, por supuesto, en las manos de Noroña que se ensanchan las nuevas alas de innovación musical (es lamentable que no trabaje Noroña siempre de esta manera). Cuando JC González propuso por primera vez el tumbao de «Me Sube La Fiebre», la musicalidad era tan irresistible que acabó por cambiar la música cubana para siempre. Noroña ha cocinado, claro que quizás a menor grado dados los tiempos, un tumbao sumamente especial de disparidad de manos en el piano que refleja los grandes avances que han transcurrido desde 1993, y que especialmente junto a los gemas melódicas de Maza durante las guías, nos hacen salivar de gozo (audio 5).
Súbeme el voltaje, nena
Original de Los Titanes, es, en mi opinión personal, la pieza más débil del disco. Sin ser un gran aficionado de esta orquesta colombiana, conocida por ser una de las más innovadoras de la estirpe salsera de ese país, me parece que grandes saltos para con el original no existen en esta nueva versión de Michel. De hecho, la versión original es quizás hasta más cadenciosa, menos urgente que ésta, aun si bien le falta la elaboración musical del arreglo que sólo podrían serlo capaces músicos y arreglistas de la casta cubana de conservatorio. Podemos siempre hablar, sin embargo, de Noroña como el eje destacable de la interpretación, pues sus tumbaos resaltan una fluidez musical superior a una gran mayoría de sus semejantes (audio 1).
Lola
Y una correctísima versión de Lola lo es. Michel está mejor que cuando la cantó por vez primera y los pocos artificios del original que quizás la hubieran hecho criticable en un principio han sido dejadas de lado. Eso es principalmente porque la antológica obra de Calzado ha sido mochada por todos lados, arribando así a una pista de baile que no alcanza la importancia creativa y expresión artística del original, pero que como todo el disco, sirve su propósito parrandero.
Soy un juguete bien caro
La pianística del jazz cubano nos giña el ojo con una preciosa introducción comandada por el segundo líder de pelotón en este disco, como bien lo hemos mencionado antes, el espectacular Sergio Noroña (audio 1). A mí particularmente me gusta mucho cuando escucho la palabra «salsa» durante un momento que sería totalmente inconcebible dentro de lo que Cuba afuera se conoce como «la salsa».En esta pieza por primera vez atestiguamos de qué se trata la musicalidad de este equipo timbero en particular. Los coros a tres voces llenan los espacios, y crean un percioso contraste con la solvencia de los tonos barítonos de Michel. Además escuchamos una guía que muy bien podría ser la mejor del disco (audio3). Existen también lindas variaciones en cuanto a los ritmos y la cadencia, con apartados para introducir el tumbao y un fuerte cambio de marcha con efectos. Pero esto, como también se nota en «Súbeme el voltaje» es de esperarse entre cubanos. Aparte de esto, somos recordados, en el coro principal de esta canción («si quieres jugar... no no no»), del eterno coro «No no no, no sirvió» de Paulito FG (El Bueno Soy Yo), que en sí, y no lo olvidemos ahora, apareció allá por le época en que Michel ideaba su eterna frase de ataque: «¿Sirvió o no sirvió?», (audio)