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SpanishEnglishProducer's Notes / Notas de la productora
Notas para Mirando al futuro from Havana jazz
Podemos ubicar en los inicios del siglo xx la llegada del jazz a La Habana; pero la asimilación como género propio se establece alrededor del 1930, cuando cubanos como Armando Romeu, Isidro Pérez, Chico O’Farrill y Germán Lebatard trabajan el formato de Jazz band típico del jazz americano. Condicionan un gusto entre los músicos y el público de la Isla por el sonido, su fraseo, dicción y ataque característico. A estos procesos de asimilación consciente de elementos del jazz norteamericano, fusionados con elementos de la música afrocubana, se le conoce como Latín jazz o Jazz afrocubano que se consolida en un intercambio bilateral entre la cultura musical de Cuba y la Norteamericana .La fusión de músicos y estilos de ambas corrientes han enriquecido el Jazz afrocubano, dotándolo de creatividad, sentido de innovación, experimentación y pertenencia.
El desarrollo del género en Cuba se mantuvo estable a pesar de las dificultades en la década del sesenta. A partir de 1973 con el surgimiento del grupo Irakere, bajo la dirección del pianista, compositor y arreglista Chucho Valdés, el jazz afrocubano se vuelve a recolocar como estilo de preferencia en el quehacer musical nacional, pero no es hasta la década del 80 que se internacionaliza su difusión, con la gestión de promoción desarrollada por el Festival Jazz Plaza dentro de la escena musical cubana.
Hoy en pleno siglo XXI podemos reafirmar la presencia de una Joven generación de músicos, graduados de las escuelas de arte, que asumen el jazz como forma de expresión prioritaria y de identidad artística. Estos jóvenes aglutinados alrededor del concurso Jo jazz, van en la búsqueda de referentes que combinan el quehacer nacional con la obra de destacados músicos del género a nivel mundial, reconfigurando así las tradiciones que les anteceden con sus intereses como intérpretes. De esta forma han alcanzado novedosos resultados experimentales en el campo de las hibridaciones genéricas.
La creación del concurso Jo Jazz en el año 1998, por el director artístico Alexis Vázquez, propició la posibilidad de visualizar y reconocer, en el ámbito nacional e internacional, el nivel musical alcanzado por la joven generación de músicos cubanos, reafirmándolos como un movimiento artístico de vanguardia.
Mirando al futuro, From Havana jazz es el título de este CD/ DVD cuya intención es mostrar la cualidad e integralidad que distingue el quehacer de estos músicos que en la búsqueda de un lenguaje musical propio , a partir de los referentes del jazz en Cuba, han sido capaces de incorporar toda la creación musical contemporánea sin distinción genérica y articularla con nuestros géneros tradicionales: son, guaracha, changüí, rumba, cha cha chá, bolero, mambo y ritmos afrocubanos, presentes con espontaneidad en este fonograma.
Conformar el disco fue un proceso complejo, tratamos de mostrar un resumen, lo más completo posible, de las estéticas líderes del movimiento, que ya es de por sí basto, lo que dificultó el proceso de producción musical y grabación pues muchas de las obras escogidas son totalmente diferentes en cuanto a formato y estilo.
Esta particularidad permitió que cada director de proyecto fuese responsable de dirigir musicalmente y arreglar sus obras, que en su mayoría son originales, compuestas especialmente para este fonograma. Ello contribuyó a que nuestra labor como productor musical defendiera una mirada objetiva e integradora en su conformación, respetando la tímbrica y estéticas particulares de cada uno de ellos.
La selección de las obras, responde a los criterios musicales expuestos y a la disponibilidad de estos músicos en el momento de grabación del disco. Ellos abarcan todas las áreas organológicas posibles, están presentes los pianos con Rolando Luna, Roberto Fonseca, Harold López-Nussa, Alejandro Falcón y Alejandro Meroño, los vientos maderas y metales con Yasek Manzano, Yoandy Argudín, Thommy Loury, Michel Herrera, Janio Abreu y Eduardo Sandoval y las vocalistas Janet Valdés, Zule Guerra y Geidy Chapman.
El difícil arte de acompañar, donde la mesura es una virtud, estuvo magistralmente defendido por los percusionistas: Rodney Barreto, Ruly Herrera, Edgar Martínez, Adel González, Ruy Adrian López- Nussa y Yissy García, los bajistas Yandy Martínez, Carlos Ríos, Samuel Burgos y Rafael Aldamas, en los vientos los experimentados: Carlos Mijares, Emir Santa Cruz y Yuniet Lombida, entre otros destacados músicos, hasta un total de 55. Ellos conformaron esta propuesta excepcional y única que reúne a dos generaciones de jazzistas cubanos y se apoya en la experiencia de grandes consagrados del género como Robertico García, Javier Zalba y Ruy Francisco López-Nussa.
Al adentrarnos en las obras encontramos madurez en la interpretación, coherencia del discurso musical en función de la estructura organológica y un alto nivel de ejecución de acuerdo al formato y selección del repertorio, tal es el caso que se defienden obras desde una jazz band liderada por el destacado músico Roberto Fonseca, el más internacional de todos ellos, cuya madurez en la propuesta estética confirma lo que es ser un artista, interpretando el tema que da inicio al disco The Jounet. Encontramos además formatos como el clásico trío con el estándar For All We Know, donde el conocimiento vasto de la música cubana y universal caracterizan la magistral interpretación del pianista Rolando Luna y los músicos que lo acompañan. Por su parte, el cuarteto Cubadentro, interpreta la obra Un argentino en La Habana, dirigido por Alejandro Falcón, quien reinventa desde los códigos del jazz contemporáneo, con un profundo conocimiento técnico de la academia, un género tan cubano como el danzón. Un formato atípico como el cuarteto de viento, (flauta, fiscorno, clarinete y trombón) contrabajo, drums y voz con la interpretación magistral del clásico bolero La mentira, interpretado por Havana Wind Factory y Zule Guerra y dirigido por un músico virtuoso en el dominio de la técnica de los instrumentos de viento, la armonía y la composición, el trompetista Yasek Manzano.
La búsqueda y experimentación de una tímbrica contemporánea particular, lograda por una composición organológica específica: base de cuarteto con sexteto de viento (clarinete, flauta, saxo soprano, trompeta, trombón y fagot), la organicidad y coherencia en la estructura de la obra, la calidad del trabajo armónico y la utilización de los timbres en función de diferenciar colores que reafirman la solidez del concepto en la orquestación, resaltando los diferentes matices y planos sonoros, son cualidades que distinguen la magistral interpretación del género con la obra Buscando fantasía, de Yoandy Argudín y Evolución Cubana.
Si nos concentramos en la escucha de un sonido único se destaca la obra de Michel Herrera y Madre Tierra Proyect, que centra su búsqueda en una rítmica característica donde los compases asimétricos conforman parte del elemento fundamental en el discurso musical, a partir de un sonido único desarrollado de manera virtuosa por el saxofón. Encontramos también sonidos de la trompeta que recuerdan las grandes glorias del jazz cubano, clásicos como el virtuoso trompetista Varona, quien dejó su herencia en estos jóvenes, Looking to the future en la interpretación de Thommy Loury & Quinters es una muestra de ello, donde el dominio de la melodía, la armonía y un alto nivel de interpretación lo hacen hoy una de las mejores trompetas lid de Cuba, sonidos de un trombón melodioso con exquisito nivel de interpretación asumido por Eduardo Sandoval y Habana jazz, nos remontan a la tímbrica de Juan Pablo Torres.
La síntesis de una interpretación virtuosa de las esencias raigales de los cantos afrocubanos de manera minimalista, donde la fuerza y pasión en la expresión hacen de Yeyeo una obra única, consolida la madurez de Janet Valdés y Alejandro Meroño.
De igual forma podemos escuchar en Cimarrón, obra de Harold Lopez-Nussa, la herencia raigal cubana, donde la sincopa, el contratiempo, la clave y el bajo anticipado, entre otras características del piano cubano, se ofrecen de manera vistosa, haciendo gala de un alto nivel de interpretación y dominio del instrumento en su articulación con el excepcional desempeño del cajón.
Por su parte, el clarinetista Janio Abreu y Aires de concierto con su obra Traveling, nos muestra un camino en la búsqueda de una tímbrica articulada con la influencia de la música concertante que deviene en un jazz de cámara muy cubano donde la tradición se hace patente.
Este primer volumen fonográfico reafirma lo importante que es para el futuro de la música de nuestro país proteger y desarrollar esta línea de creación que incluye dos generaciones de músicos cubanos. Ellos son la música ahora, tocan sin falsos egos y en mi criterio, conforman una de las ramas fundamentales de la vanguardia artística de la música cubana en este milenio.
Espero que al disfrutar de esta obra recordemos siempre, como dice el trovador: “… el sueño se hace a mano y sin permiso…” [1]
Gloria Ochoa de Zabalegui Aguilera
Musicóloga