El bla bla bla
de David Calzado
[aquí para la letra entera y análisis de formato]

«El Bla Bla Bla», uno de los primeros temas originales tras la ruptura de la banda, podría ser interpretado como un ataque frontal de Aned Mota hacia una amante del pasado, pero La Habana entera estaba al tanto de que la primera persona era el propio compositor David Calzado y que el «bla bla bla» se refería a las malas lenguas que le llegaban de sus antiguos compañeros de equipo.

El mensaje es simple: «ok, déjemonos del bla bla bla y hagamos música» -- y la música es tan inspirada como cualquier otra producción de La Charanga Habanera -- una guía preciosa tras otra, flotando por sobre las frases de bajo implacablemente melódicas y el tecnicolor de los tumbaos de piano destellando a través de la percusión. Duarte tocó tres tumbaos diferentes de esta canción cuando por primera vez lo grabé, y aunque yo nunca había escuchado el tema, éstos cautivaron mi imaginación de inmadiato; y los escuché una y otra vez...

Escucha la introducción de la canción: [ejemplo de audio 60] ¿De dónde habrá sacado eso Duarte? De dónde sacó el tumbao de piano? No viene de la música clásica-- y no del jazz -- no es Earth Wind & Fire -- y claro que no es salsa -- y... no se parece a ningún otro tumbao timbero. Es una pequeña pieza musical con vida propia, con suficientes ganchos como para ser escuchado una y otra vez sin acompañamiento alguno, y es bastante maleable como para caber como anillo al dedo dentro de aquella majestuosa línea de bajo y el coro tan logradamente armonizado. El próximo ejemplo es Tirso, cuando --en diciembre 1999-- por primera vez me mostró esta maravillosa idea musical: [ejemplo de audio 61]

El cuerpo, corto y melódico, es agradable, aunque algunas de las ideas musicales fueron prestadas del metarial anterior de La Charanga Habanera, como ésta: [ejemplo de audio 62] que es casi idéntica en melodía a un momento en «Usa Condón» [ejemplo de audio 63]. Pero, como se espera, el cuerpo es en realidad sólo una guarnición para la carne del plato.

Si no estás familiarizado aún con la canción, déjame darte la oportunidad de vivir y sentir esta próxima sección como yo la sentí por primera vez -- que fue familiarizándome al inicio con el tumbao como una pieza separada de música instrumental y luego quedándome estupefacto por la manera en la cual se combinaba con los coros y las guías. Aquí está el tumbao de Tirso [ejemplo de audio 64]. Ahora, una vez que te hayas acostumbrado a escuchar eso, continúa con el siguiente ejemplo, y nota la forma maravillosa en la cual escolta las voces [ejemplo de audio 65] El papel original del piano en la salsa, y antes de eso, el del tres en el son, era de acompañar a los cantantes con un trasfondo armónico mientras que al mismo tiempo reforzaba las pautas rítmicas de la percusión. Este tumbao satisface dichas necesidades, pero también puede quedar a la intemperie y defenderse por sí solo como una idea musical sumamente provechosa. En el producto final, la melodía del piano a veces protagoniza mientras los cantantes toman aire, y en otros momentos hace contrapunto con ellos. Con esta inspiración, Calzado y Mota componen una serie de guías preciosas, llenas de melodía («ya no me interesa tu calor, no necesito de tu amor») y suficiencia de funk y humor («dime si te gusta, baby»). La sección culmina con una cita brillante de Pablo Milanes («Para vivir») -- una de las mejores guías --entre cientos de ellas-- de La Charanga Habanera («y es que a este amor de nosotros le hacía falta carne y deseo también»). Lo es por varias razones: la fraseología peculiar, la penetrante melodía de las notas y lo que es más, la fuerza con que nos devuelve al tumbao de la introducción; uno de los momentos más inspirados de Mota al tanto que le inyecta toda su alma a la palabra también y luego, mientras despega el tumbao inicial, la emoción de su voz se levanta impulsivamente para presentarnos al habla el coro siguiente.

La transición hacia el tercer tumbao [ejemplo de audio 66] es lograda brillantemente sin un bloque ni punto aparte de ningún tipo. ¡En vez de «cambiar de marcha», la banda simplemente se precipita! La tonalidad cambia a menor y el final del coro anterior es ingeniosamente transformado al inicio del siguiente. Entonces, algunas guías más tarde, llega el esperado punto aparte: el bajo se silencia y el bombo y redobles ingeniosos de Yulién toman la posta -- los metales entran con una serie de frases cortas y dramáticas estilo «Misión Imposible» -- el bajo vuelve con algunas notas poderosas en pedal para incrementar la tensión y entonces un bloque mordaz nos devuelve dos repeticiones del tumbao principal, las cuales nos conducen a una cima aún más alta de emociones con otro corte hablado y la entrada de un tumbao nuevo: el cuarto. Escucha esta sección enterita como la acabo de describir: [audio example 67], y aquí una versión en MIDI del Tumbao 4 de Tirso Duarte: [ejemplo de audio 68]

Los dos coros finales son adaptaciones. El primero es un lugar común timbero, pegajosísima frasesita de «Mais que nada» de Sergio Mendes [ejemplo de audio 69] que aparentemente es una fascinación sin límites entre cubanos. Manolito, Issac y otros lo citan en sus conciertos. El séptimo y último coro de este grandioso arreglo es basado en una canción folclórica dedicada a la deidad de Elegguá. [ejemplo de audio 70]